Trabajando
en el mundo de la noche y las “varietés”… hay un hecho que sucede siempre de repente, lleno de misterio y con relatos de
dudosa procedencia. Tan solo, porque nadie se atreve a nombrar su nombre, es
ella, la Dama de negro.
El día menos pensado aparece.
La que no se
espera.
La que se desea en silencio cuando la vida se
vuelve amarga y destructiva.
La que nadie quiere invitar a su casa, hasta
haber terminado un camino que nos haga perdurar en el tiempo.
Una vez más,
veo tu azada y eres siempre tan injusta e inoportuna.
Conviertes
el día de sol más radiante, en la oscuridad más absoluta.
El día que venga a visitarme… Dama de negro, arreglaremos
cuentas usted y yo. Venga armada porque yo no la temo y sus injustas gestas me
han hecho más dura y menos humana.
Nos pones a todos a prueba, teniendo que sacar
fuerzas de flaqueza de donde solo queda rabia.
Trabajadores de noche, creadores
de sueños. Magos que hacen danzar a corazones heridos, payasos de la gente
mayor.
Encima de
unos tacones y cubierta por mi máscara de maquillaje, es así cuando más me
crezco ante ti, nadie sabrá de mi dolor, mi trabajo será excelente y el payaso
hará reír aún que su corazón esté llorando.
Seres de luz,
que llegarán al cielo como la más brillante de todas las bolas disco, de la
zona más vip, el cielo más azul.
Descansad en
paz y guardarme un sitio preferente, que yo me voy a vuestro cielo, en cuanto
acabe mi labor.
Y no dejéis nunca
de hacer brillar el arcoíris de la libertad, como en vuestra vida terrenal, que
hacíais vibrar al más incauto con la idea de un mundo mejor.
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