Cocoon

Ayer tuve uno de esos días, que me agencio de las mujeres, para distorsionar mi histerismo.

Y es que bajo el sol abrasador, es obvio que ya llegó el verano.

Soy una de esas “frikis” de una entre un millón que detesta el sol y el verano.

Soy lunática de nacimiento en todas las facetas de mí ser, como una leona me reactivo en la oscuridad de la noche.

Ya estoy lapidada en vida, pues es obvio que en breve mis amigas dirán:

Quedamos en el chiringuito de la playa tal…

No me gusta sudar, detesto la playa y el hecho de ir  a ver una puesta de Sol, no me enternece en absoluto (cosa que me da mucha rabia, dice poco de mi sensibilidad).

Si soy rara, una vampira excéntrica, una alma vagante entre la sombra, caucásica hasta parecer un personaje de “Cocoon” metida en una piscina.

Da igual, que en el mundo de las celebrities, existan personajes de nacarada piel como Dita Von Teese y Amanda Lepore.

Que una y otra vez, en el transcurso del solsticio veraniego, me tengo que oír:

¡Toma el sol, pareces enferma!

El Sol como una capitana de animadoras, me deja vacio el carnet de baile, al menos durante su reinado diurno. Siempre cedo bajo chantaje a ir a la playa, o bien a una parrillada en el campo o a la piscina de no sé qué Hotel… 

Siempre resulta un desastre, una sola visita a la tierra de Oz no te convierte en Dorothy. En cuanto muestro, bajo la radiante luz mi blanco body, empiezo a derretir retinas ajenas y a dar que hablar (eso no me molesta tanto).

Siempre se habla del racismo entre etnias ¡Pero coño! Si llega el verano y no te conviertes en la hija del homofobo Will Smith, te agobian hasta la saciedad.

En realidad esta ENTRADA en el blog va dirigida a mis amigas para que les quede bien clarito, pero clarito casi transparente, blanco lejía vamos.

Que aún que lloren, pataleen, quemen mi interfono, no bajo a la playa.

Así sea escrito y así se haga, por los días de los días. Amén.