Corría el año 1992 cuando Warner Books publicó la
Biblia de la fotografía que marcaría los 90´s. La reina del Pop se desnudaba
con nombre de alter-ego Dita (en honor Dita Parlo actriz cine mudo), SEX marcó
la adolescencia de esta amante del exceso y el rubio oxigenado que soy hoy en
día.
Aún hoy, recuerdo acumular monedas y billetes que mis
abuelos me daban en forma de “paga”, al fin tuve el ansiado Córan de la liberación
sexual en fotonovela, se hablaba de
masturbación, hombres gays, tríos con súper-modelos.
Ni tan solo era adolescente cuando se dilataron por
primera vez mis pupilas, aluciné viendo una Marilyn Ciccone en medio de un
cuarto oscuro rodeada de efebos desnudos.
Y recordando, recordando…Alcanzo a comprender, la
locura adolescente que envuelve a los fans de Lady Gaga, pues SEX nos
enloqueció a una generación en la que era impensable un matrimonio gay y mucho
menos una adopción.
Convertida en Mesías de la homosexualidad machacaron a
mi ídolo en los medios como un fiasco editorial, cuando en realidad con 1,5
millones en la segunda edición SEX se convirtió en una publicación de culto con
los objetivos de los más grandes como Michael Stratton, Darren Lew, Stephen Callaghan
(mis preferidos) entre muchos más.
Las campañas fotográficas de marcas tendencia del momento,
como GUESS era obvio que se inspiraban en la deslenguada Madonna.
Ya tenía religión y mi nuevo líder espiritual mencionaba
como fuente de inspiración, un sinfín de rutilantes estrellas desconocidas para
mí en ese momento. En discos Balada compré una colección de UVHS por 500 pesetas cada film de Marlene
Dietrich, que ni tan siquiera estaban traducidas al castellano y sin
subtítulos, pero nada importaba era tal el orgasmo al descubrir a la malvada y
pertrechada Ángel Azul, que creía entender el inglés-germano de la peinadísima Dietrich.
Devil is a woman (Marlene Dietrich) y la versión Kitch
que ofrece de una rubia caucásica, con antenas de televisión por peineta me
hicieron amar Ronda …Y zas Take a Bow! Y verás, verás que juntando pinturas de
amigas y robando cosméticos en “el tall
britànic”, me creía Madonna cogiendo el tren para ir a Distrito Marítimo, nos juntábamos
un vagón entero de Madonnitas cachondas
al son del remix de Secret.
Y sería en una de esas incursiones en el Blond Power,
en esa colorista y reivindicativa Barcelona que le daría cosmopolitismo y fama mundial (de la cual vive
hoy en día). Con un Paseo Marítimo que era un deleite de personajes nocturnos
sacados de fabulas Pop con botes de Dixan por bolso.
Sin mencionar palabra vería por primera vez a mi Tony
Ward, de nariz picassiana y colorido
pelo naranja Peter Brown Miranda.
Me enamoré a primera vista del que hasta día
de hoy sería mi compañero sentimental (que no marido, pero eso es otro tema…).
Y como Madonna en la treintena, una Gina Burdel emula junto a su Tony Brown y hace realidad un sueño
gracias al objetivo de Jon Carreño.
SEX Tribute by Gina Burdel and
Peter Brown Miranda.
Una vez, tuve un sueño …(Priscilla Queen of the Desert
1994).
¡Qué grande! del libro me acuerdo que tenía las portadas de papel de aluminio, cómo se veía en los escaparates, parecía Navidad...Besotes!
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