Buscando la
iluminación divina o intentando calmar mi melliza Ansiedad, decidí apuntarme a
Yoga.
La clase
empezaba dando las gracias a la Madre Tierra, me supongo que sería la madre de
la profesora…
Una “Yogui” que cuando me dijo que se llamaban así los mentores,
me sonó a personaje del Señor de los Anillos, pero estoy yo pa juzgar a nadie...
Como es de
bien parida ser agradecida, pues gracias.
Luego, para
sintonizar él Chacra, había que imaginarse que te salía una especie de nenúfar
sicodelico del ombligo. Yo no debía tener ADSL, ya que me
sentía de un gilipollas, tirada en el suelo con veinte “flipis” más,
sintonizando no sé qué…¡Que nos salía del ombligo!
Solo de pensarlo, me venía la
imagen el anuncio de la cocaína y el gusano que sale de la nariz. ¡Menudo
repelús!
A todo esto,
respira que te respira por la nariz, la boca cerradita, por lo visto los yoguis
no tienen mucho que contarse.
Sin olvidar
el pestazo a incienso, que será bueno para el alma pero a mí, me huele a
podredumbre. Y al sonido de un molesto y agudo Dong, que si media cobra para
aquí, que si la grulla, que si el mono, que si Simba y el Rey León. Por lo
visto los creadores del Yoga debían ser zoofílicos, que obsesión con el mundo
animal. Y que panda de alcahuetas todo el día espiando a las grullas.
Súmale a la
experiencia, una esterilla del Decathlon de cinco Euros, más sobada que una
papelina en un After, y como olvidar ese gran aroma a pies… Eso sí que
desinfecta el Aura.
Según el
Yoga, almacenamos las enfermedades en el cerebro, porque no lo oxigenamos, y
nos ponemos enfermas con pensamientos negativos. Al
Señor Yogui, lo mandaba yo a una sala de espera de Quimioterapia…
Si para
vivir más años, cosa que no me apetece” in extremiiís”(ni uno más de los que me
toquen por sorteo y me sobran cuatro), hay que estar respirando por la nariz,
cargar los Chacras que te salen del ombligo (al menos uno por lo visto) que
trajín.
¡Prefiero una
muerte súbita y sin dilaciones!
Y encima estos
creen en la reencarnación, ahí ya fue donde me levanté, me encendí un cigarro y
a tomar muy mucho por culo con el Yoga.
Encima amenazando que te toca otra vida, que de bien seguro
sería una grulla, una cobra o Lasie.
Yo me quedo
tóxica respirando por la boca y víbora, pero en esta vida.
¡Ni una más!
El año que
viene me hago costalera, total, cuatro padres nuestros y perdonada.
Es cierto, van flipadísimos,tengo una amiga que hacía yoga y acabó porrera..
ResponderEliminarA mi el yoga me pone nerviosa, tendría que ir de diazepan
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