¡Ahora vas y
lo cascas!
Con el paso
del tiempo, he conseguido calmar mi exaltamiento gratuito, innato en mi ser producido
por la toxicidad de la laca, el exceso de Ballantine´s y toda aquella química con
receta y sin.
Ahora
acumulo grandes dosis de leche (cuando en realidad me estoy cagando
en el mundo) que se me van agriando en mis adentros hasta
explotar. Una masa de yogur caducado,
que salpica a todo aquel que por mala suerte, consigue abrir el grifo de toda
la pasteurización convertida en silencio.
Quedarme
calladita y decir que sí, solo acumula mi ira y que no me vengan con consejos…
Que entonces, me pongo morada, las pupilas se me encienden y la cabeza me
empieza a dar vueltas.
Soy negativa
desde la placenta de mi madre, pesimista desde el primer día que me senté en un
pupitre y contestona desde que me dijeron el primer :
¡Manoloooo!
Portadora de
mi propia verdad, que solo me sirve para acumular un sinfín de:
¡No soporto
a esta mamarracha!
¡Aquella apesta, menudo cuadro!
¡Menudo gilipollas pintamonas!
Por muchas
excusas que ponga, la verdad es que me creo mucho mejor que los demás, pese a
cantar como un perro atropellado, tener sombra de barba a los diez minutos de
estar pintada, en el fondo de mi ser me gusto y me gusto mucho (tal vez
demasiado).
Lo peor de
todo es que me encanta y disfruto metiéndome en todo tipo de habladurías, malvivo mirando de reojo. Me gusta ver el miedo, en los ojos de alguien que te
conoce ya, por algún rumor.
Nada de todo
ello es cierto, luego como un chihuahua gritón bajo la guardia a la primera
caricia, presto mi pintalabios a la más chupona de la noche y soy capaz de
compartir “el papel del WC”, con una nueva amiga de cinco minutos.
Así soy yo,
no ganaré el Nobel a la dulzura, pero se lo daría a cualquiera que me responda,
con una sonrisa sarcástica.
Por eso es,
que siempre me han gustado más las malas de Disney que las princesitas
cantoras. No me veo en una casa de paja rodeada de pajaritos, cagándose por
todos los muebles, haciendo de porno Chacha para siete enanos mineros. Soy más
de un torreón ostentoso y creando alucinógenas manzanas, gritando como una
histérica a una tropa de sirvientes dopados, al fin y al cabo trabajo de noche…
¡La realidad
supera siempre la ficción!
¡Ahora vas y
lo cascas!
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